En este tiempo de Navidad que es la mejor medicina para hacer crecer la solidaridad, la paz y la amistad, deja que el buen Dios bendiga tu corazón y se valga de ti, para extender su evangelio, desde tu vida.
jueves, 24 de diciembre de 2009
En este tiempo de Navidad que es la mejor medicina para hacer crecer la solidaridad, la paz y la amistad, deja que el buen Dios bendiga tu corazón y se valga de ti, para extender su evangelio, desde tu vida.
25 de diciembre.
Natividad del Señor.
Noche es ésta en la que no hay lugar para la duda ni para las preguntas, sino para ir dejándose embelesar por la grandeza de lo pequeño. Dios se acerca al hombre para que nadie tenga ya que esforzarse para poder estar al mismo lado de Dios. No intentes hacer preguntas al que ya te las ha respondido todas. No busques más al que ya te ha encontrado, pero procura dárselo a conocer a los demás.
El amor todo lo puede. También el descifrar misterios que, de otra manera, quedarían siempre ocultos. Bueno es este conocimiento que llega de la mano de una Luz cargada de las mejores razones para ser recibida: llenarlo todo de paz.
El misterio de Navidad rompe la lógica del que se empeña en cerrar horizontes, porque su mirada no llega a más. Pídele a Dios que te preste, más que sus ojos, la realidad de su Palabra. Es la única que tiene la capacidad de llegar más allá de cuantas limitaciones ponemos los hombres.
Como Dios es Jesús y Jesús es Dios, ya resulta fácil dejarse envolver en el misterio de nuestra fe: Dios se hizo hombre y puso su casa en nuestra calle, la de la humanidad.
Si con Cristo viene la salvación, y por los bienaventurados caminos de la justicia, el trabajo por la paz y la generosidad de la misericordia, a todos los hombres y mujeres de este mundo debe llegar tan ansiado regalo. Nadie está excluido. Todos invitados.
Que cesen las voces de condena y exclusión. Es noche de paz. Y la paz no puede ser, en absoluto, propiedad privada. Porque la paz rompe cualquier limitación para poder instalarse en la casa de todos los pueblos.
Cristo es el Príncipe de la paz. Su reino está metido en las entrañas de todas las geografías y de los sentimientos más nobles de cuantas personas llegan a este mundo.
El cristiano tiene que ser experto en dar esta buena noticia: Dios está cerca, muy cerca. El poder verlo no es una posibilidad. Es obligación.
lunes, 21 de diciembre de 2009
San José
Saludo inicial:
Se saluda a los presentes con estas u otras palabras similares:
Queremos escuchar hoy lo que el Señor nos quiere decir. Por eso estamos alegres, Dios se acerca a cada uno de nosotros y nos habla al oído. Preparemos nuestros corazones para que sea su voz la que escuchemos, descubriendo su voluntad para nosotros. Comencemos esta celebración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Nos acercaremos en este momento a la figura de José. Seguramente un joven entre unos veinte y veinticinco años, con las ilusiones de casarse con María. Ellos ya estaban comprometidos, así que solamente faltaba esperar un tiempo y llevar adelante los planes como cualquier pareja de su época. Pero las dudas invaden el corazón de José, quien pone sus preocupaciones en las manos del Señor. Dios no se hace esperar, y acude a José; la necesidad es mutua: José desea respuestas sobre lo sucedido y Dios necesita la respuesta de José para poner al Hijo bajo sus cuidados. Escuchemos con mucha atención la siguiente lectura del Evangelio.
Este fue el principio de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José; pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo.
Su esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar discretamente para no difamarla.
Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios-con-nosotros.
Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su esposa. Y sin que hubieran tenido relaciones, dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús.
Palabra del Señor.
Hemos escuchado que José era un hombre prudente y justo, por lo que no actuó según su primer impulso sino que prefirió meditar y despedir a María de una manera discreta. Él no desespera y Dios se le manifiesta encargándole cuidar de su hijo. José no tarda en hacer la voluntad del Señor y al despertarse hace cuanto le ha sido ordenado.
En cuanto a mi vida: ¿Actúo con prudencia o me dejo llevar por mi primer impulso, sin pensar y cometiendo actos que en la reflexión posterior me doy cuenta de que fueron injustos? ¿Medito los acontecimientos de mi vida en oración o es una cosa separada de la otra? ¿Cuando descubro lo que debo hacer, me pongo manos a la obra o espero largamente hasta que no tengo más remedio?
Tu amor, Padre, ha sido conocido por San José,
hombre justo y padre fiel;
él ha sido de quien Tú quisiste que Jesús aprendiera el amor paterno,
experiencia que luego relacionó contigo hasta decirte ¡Abba! (¡Papá!).
Ayúdanos a ser comprensivos con los demás,
buscando en nuestras relaciones siempre tu justicia,
y danos la capacidad de responderte diligentemente,
así como José lo ha hecho.
Que en el rostro de los niños sin padre
encontremos tu rostro
y asumamos esa tarea de ser padres en el Espíritu Santo.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Hijo, ven a mi lado y mira al recién nacido. Pasa adelante y ponte junto a mí y José. Disculpa la incomodidad y el olor de los animales; ya sabes la historia: cómo buscamos por todos sitios y no pudimos encontrar algo mejor en ese momento apresurado del Nacimiento de Jesús. Pero así lo quería Dios; así que, ven, acércate y ponte aquí, junto a mí. ¿Lo ves bien desde ahí? Míralo, es el pequeño Jesús reclinado en ese duro e incómodo pesebre...
Yo quería para Él un lugar cómodo, pero El no quería eso para Sí, por lo que nunca en la vida exigí comodidad para mí. Yo hubiera preferido ahorrarle tantos sufrimientos, pero El no quería una vida fácil, por lo que yo tampoco la pedí para mí, así que ¡imagina la angustia de mi corazón porque mi Hijo ansiaba morir crucificado para salvarte a ti! Era una terrible espada que atravesó mi alma. No, ser la Madre de Dios -porque Dios así lo quiso para mí- no fue fácil entonces ni lo es ahora que velo por ti y todos mis hijos en el mundo, llamándote, cuidándote del pecado y del Maligno y apareciéndome en diversos lugares para recordarte que Dios existe, que Jesús es Dios, que El te ama y por esa misma razón Se hizo hombre, para redimirte.
Ven, hijo e hija de mi corazón, y no pongas atención al frío intenso de la noche y la falta de visitantes y consideraciones que hubo para nosotros. No me preguntes por qué el Señor de señores, Dios y Creador del universo quiso nacer y vivir y morir pobre y humilde, siendo El la Riqueza misma, habiendo podido vivir adorado y servido por todas Sus criaturas, como realmente Se Lo merece. La profundidad del corazón amoroso de Dios es inalcanzable...Este es mi mensaje para ti para esta Navidad, hijo e hija queridos. Haz un espacio para Jesús en tu corazón y saca de ahí todo lo que Le estorba a El. Hazle un pesebre en ti e invítame a que llegue con San José para llevarte en brazos a mi Hijo. Aunque El sea pequeño aún, es mejor así, hijo mío, hija mía, porque así podrá ir creciendo poco a poco en ti, ajustándote a tu velocidad de entrega y a tus limitaciones para una mayor conversión y deseo de santidad en tu vida. Hijo mío, hija mía, que tengas una Navidad feliz, con el amor y paz de Jesús en medio de tu vida y tu familia.
Con mi amor de Madre para ti, María, tu Madre del Cielo, que está siempre contigo.
domingo, 20 de diciembre de 2009
La Virgen María
Hoy vamos a meditar la figura de María. Ella fue la primera en recibir la noticia del nacimiento del Salvador; fue la primera en acoger la palabra en su corazón e interrumpir sus planes por aceptar a Jesús. Escuchemos hoy cómo ella recibió el Verbo de Dios.
Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo.
Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás».
María entonces dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible».
Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho». Después la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
En esta lectura se nos presenta a María como aquella que está a la escucha de la palabra, es interpelada por ella y recibe la misión de ser la madre de Dios. Ella, sin embargo, presenta sus dudas al ángel y recibe la prueba de la maternidad de Isabel que demuestra que para Dios nada es imposible. ¿Medito yo diariamente la palabra de Dios? ¿Voy descubriendo la voluntad de Dios para mi vida? ¿Cuáles son las preguntas que me surgen de la escucha de su voluntad? ¿Es mi respuesta un sí abierto a recibir a Jesús en mi vida?
Te damos gracias, Padre, porque en María nos has mostrado la grandeza de tu amor.
Te pedimos que germine en nosotros la pureza de corazón,
y así seamos libres para hacer tu voluntad.
Abre nuestros oídos para que escuchemos tu Palabra,
y que en nuestros labios esté siempre el sí a punto.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Era la noche de Navidad. Un ángel se apareció a una familia rica y le dijo a la dueña de la casa:
- Te traigo una buena noticia: esta noche el Señor Jesús vendrá a visitarte a tu casa.
La señora quedó entusiasmada: Nunca había creído posible que en su casa sucediese este milagro. Trató de preparar una cena excelente para recibir a Jesús. Encargó pollos, conservas y vino.
De repente sonó el timbre. Era una mujer mal vestida, de rostro sufrido, con el vientre hinchado por un embarazo muy adelantado.
- Señora, ¿no tendría algún trabajo para darme? Estoy embarazada y tengo mucha necesidad del trabajo.
-¿Pero esta es hora de molestar? Vuelva otro día, respondió la dueña de la casa. Ahora estoy ocupada con la cena para una importante visita.
Poco después, un hombre, sucio de grasa, llamó a la puerta.
- Señora, mi camión se ha averiado aquí en la esquina. ¿Por casualidad no tendría usted una caja de herramientas que me pueda prestar?
La señora, ocupada como estaba limpiando los vasos de cristal y los platos de porcelana, se irritó mucho:
- ¿Usted piensa que mi casa es un taller mecánico? ¿Dónde se ha visto importunar a la gente así?. Por favor, no ensucie mi entrada con esos pies inmundos.
La anfitriona siguió preparando la cena: abrió latas de caviar, puso champaña en el frigorífico, escogió de la bodega los mejores vinos, preparó unos coctelitos.
Mientras tanto alguien afuera batió las palmas. Será que ahora llega Jesús, pensó ella emocionada y con el corazón acelerado fue a abrir la puerta. Pero no era Jesús. Era un niño harapiento de la calle.
- Señora, deme un plato de comida.
-¿Cómo te voy a dar comida si todavía no hemos cenado? Vuelve mañana, porque esta noche estoy muy atareada.
Al final, la cena estaba ya lista. Toda la familia emocionada esperaba la ilustre visita. Sin embargo, pasaban las horas y Jesús no parecía. Cansados de esperar empezaron a tomar los coctelitos, que al poco tiempo comenzaron a hacer efecto en los estómagos vacíos y el sueño hizo olvidar los pollos y los platos preparados.
A la mañana siguiente, al despertar, la señora se encontró, con gran espanto frente a un ángel.
- ¿Un ángel puede mentir? Gritó ella. Lo preparé todo con esmero, aguardé toda la noche y Jesús no apareció. ¿Por qué me hizo esta broma?
- No fui yo quien mentí, fue usted la que no tuvo ojos para ver, dijo el ángel. Jesús estuvo aquí tres veces, en la persona de la mujer embarazada, en la persona del camionero y en el niño hambriento. Pero usted no fue capaz de reconocerlo y de acogerlo.
IV Domingo de Adviento.
Encontrarse con María e Isabel
Ya con la Navidad muy cercana, completamos el Adviento con este Cuatro Domingo en el que se nos narra el encuentro de María con su prima Isabel en la montaña de Judea. Y la reacción del pequeño Juan, todavía en el seno de su madre, al acercase Santa María, que ya portaba en sus entrañas al Salvador. Esta escena, en la que están presentes dos mujeres embarazadas, tiene mucho sentido su contemplación en estos días en los que esta muy presente en nuestras conciencias la nueva Ley sobre el Aborto, en España. No debemos dejar pasar esta reflexión, con María e Isabel, a que nos invita el texto de Lucas en el Evangelio de hoy.
sábado, 19 de diciembre de 2009
SAN URBANO V, PAPA
Una de las épocas más difíciles para la Iglesia Católica fue "El destierro de Avignon, o destierro de Babilonia". Durante este periodo los Papas tuvieron que salir de Roma, a causa de las continuas e insostenibles revoluciones. Se establecieron en Avignon, una ciudad francesa, poco después del año 1300.
Entre todos los Papas que vivieron en Avignon estaba San Urbano V.
Nació en Languedoc, Francia, en 1310. Hizo sus estudios universitarios y entró de monje benedictino. Fue superior de los principales conventos de su comunidad y como tenía especiales cualidades para la diplomacia. Los Sumos Pontífices que vivieron en Avignon lo emplearon como Nuncio o embajador.
Estaba de Nuncio en Nápoles cuando llegó la noticia de que había muerto el Papa Inocencio VI y que él había sido nombrado nuevo Sumo Pontífice. Y no era ni obispo menos cardenal. En sólo un día fue consagrado obispo, y coronado como Papa.
Como Sumo Pontífice se propuso acabar con los abusos que existían. Quitó los lujos de su palacio y de sus colaboradores. Se preocupó por obtener que el grupo de sus empleados en la Corte Pontificia fuera un verdadero modelo de vida cristiana.
Entregó los principales cargos eclesiásticos a personas de reconocida virtud y luchó fuertemente para acabar con las malas costumbres. Al mismo tiempo trabajó seriamente para elevar el nivel cultural del pueblo y fundó una academia para enseñar medicina.
Con la ayuda de los franciscanos y de los dominicos emprendió la evangelización de Bulgaria, Ucrania, Bosnia, Albania, Lituania, y hasta logró enviar misioneros a la lejana Mongolia. Lo más notorio de este santo Pontífice es que volvió a Roma, después de que ningún Papa lo había hecho desde hacía más de 50 años. Al llegar a Roma no pudo contener las lágrimas. Las grandes basílicas, incluso la de San Pedro, estaban casi en ruinas. La ciudad se hallaba en el más lamentable estado de abandono y deterioro.
Urbano V con sus grandes cualidades de organizador, emprendió la empresa de reconstruir los monumentos y edificios religiosos de Roma. Estableció su residencia en el Vaticano (donde hasta hoy viven los Pontífices). También se dedicó a restablecer el orden en el clero y el pueblo.
Pero las revoluciones se dieron nuevamente, y Urbano, que se encontraba bastante enfermo, dispuso irse otra vez a Francia en 1370. Santa Brígida le anunció que si abandonaba Roma moriría. El 5 de diciembre salió de Roma y el 19 de diciembre murió.
viernes, 18 de diciembre de 2009
III Viernes de Adviento
Nuestra Señora de la Esperanza
"¡Oh Sabiduria, Oh Adonai. Oh Vara de Jese. Oh Llave de David. Oh Sol naciente, esplendor de la Luz eterna. Oh Rey de las naciones y Deseado de las gentes. Oh Emanuel!, ven a enseñarnos, ven a iluminarnos, ven a sacarnos de esta cárcel sombría, ven a salvarnos, Dios y Señor nuestro!". Con estos y otros parecidos acentos litúrgicos se celebra esta fiesta de hoy en honor de la Divina Maternidad de Maria.
jueves, 17 de diciembre de 2009
Feria de adviento
Mt 1, 1-17 Genealogía de nuestro Señor Jesucristo
Desde Abraham, en los albores de la humanidad, al principio de la promesa de una descendencia infinita, hasta el rey Da, con su pecado, hombre, hombre con el corazón según Dios. Desde David y su hijo Salomón, el sabio, hasta el destierro de Babilonia, en medio de la nada, sin aparente futuro. Hasta llegar a José, el justo, esposo de María. Tu genealogía, Señor, hecha carne de nuestra carne. Para nuestra salvación.
Hoy recuerdo a todos los familiares que me han precedido en el signo de la fe y duermen ya el sueño de tu paz. Gracias a ellos creo.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Miércoles 16 de diciembre.
III Miércoles de Adviento.
ORACIÓN
Señor, tengo fe en ti.
Dios, a ti te llamo.
Señor, a ti confío.
Dios, quiero mirarte a ti.
Quiero hacer lo que me pide cada instante
Quiero estar simpre a tu lado.
Quiero nacer contigo.
Quiero creer en ti, mi Dios.
Pero me cuesta:
el mundo me ciega constantemente;
la sociedad me ensordece cada día;
mis amigos no me dejan respirar;
mi familia me aturde;
y mi corazón se enmudece sin ti.
Dame valor para seguirte.
Dame serenidad para entenderte
y esxpresar mis sentimientos.
Dame decisión para hacer lo que me dices.
Dame fe para que se cumplan tus palabras,
aquí, ahora y siempre. Amén.
martes, 15 de diciembre de 2009
Martes 15 de diciembre.
III Martes de Adviento.
Un cristiano triste, es un triste cristiano. Esto no es algo nuevo, pero muchas veces se nos olvida, sin la alegría habitando en nuestras vidas de nada sirve lo que hagamos porque no lo haremos lo mejor que podamos.
San Pedro Nolasco era un hombre de una alegría irrompible, esto no quiere decir que fuera de risa floja, no. Un día cuando volvía de un viaje con uno de sus mejores amigos le contó en que consistía la verdadera alegría y esta no era lo que su amigo creía que podía ser, la verdadera
alegría no era que todo saliera como pensaban, no, la verdadera alegría no era tener de todo, no, la verdadera alegría no era que todo el mundo fuera muy bueno, no, la verdadera alegría estaba dentro de cada uno cuando algo salía mal y esto no podía con él, la verdadera alegría era tener mala suerte pero seguir luchando, la verdadera alegría es saber ver el lado positivo de las cosas cuando se tuercen.
ORACIÓN
Buenos días Señor,
Hoy no he entendido mucho esto de la verdadera alegría
Pero sé que quiero ser feliz
Y sé que cuando estoy alegre mi vida es mejor.
Pero muchas veces estar alegre no es fácil,
Muchas veces las cosas salen mal y me rindo
Tantas veces me he desanimado
al intentar hacer algo…
Hoy quisiera ser un poco más alegre,
verdaderamente alegre,
Con esa alegría que ayuda a levantarse,
Con la alegría de los que saben que pueden,
Con la alegría de Jesús
que lucharon por ser felices
A pesar de que no fuera fácil
A pesar de todo siguieron adelante,
Sin levantar la voz y sin imponerse a nadie,
Sólo marcando el camino de la verdadera alegría.
lunes, 14 de diciembre de 2009
A los 21 años fue recibido como religioso en la comunidad de Padres Carmelitas, y obtuvo el permiso de observar los reglamentos con toda la exactitud posible sin buscar excepciones en nada. Al ser ordenado sacerdote en 1567, pidió a Dios como especial regalo que lo conservara siempre en gracia y sin pecado y que pudiera sufrir con todo valor y con mucha paciencia toda clase de dolores, penas y enfermedades. Santa Teresa había fundado la comunidad de las Hermanas Carmelitas Descalzas y deseaba fundar también una comunidad de Padres Carmelitas que se dedicaba a observar los reglamentos con la mayor exactitud posible. Mientras tanto nuestro santo le pedía a Dios que le iluminara un modo de vivir tan fervoroso que lo llevara pronto a la santidad. Y he aquí que al encontrarse los dos santos, descubrió Santa Teresa que este era el indicado para empezar su nueva comunidad y con otros dos frailes fundó su nueva comunidad de Carmelitas descalzos. Los envió a vivir a un convento muy pobre, llamado Duruelo. Al fundar su nuevo convento en Salamanca, fue nombrado como rector Fray Juan de la Cruz, dedicándose con todas sus fuerzas al apostolado. Dios le había concedido una cualidad especial: la de saber enseñar el método para llegar a la santidad. Y eso que enseñaba de palabra a personas que dirigía, lo fue escribiendo y resultaron unos libros tan importantes que le han conseguido que el Sumo Pontífice lo haya declarado Doctor de la Iglesia. Algunos de sus libros más famosos son: "La subida del Monte Carmelo", y "La noche oscura del alma". Como poeta ha sido admirado por siglos a causa de la musicalidad de sus poesías y de la belleza de sus versos. Es muy popular su "Cántico Espiritual". Después de tres meses de sufrimientos muy agudos, el santo murió el 14 de diciembre del año 1591. Apenas tenía 49 años.
14 de diciembre
Lunes III de Adviento.
Qué hacemos nosotros?" le preguntaban a Juan, y Juan tenía clara la respuesta… les contestaba
con el evangelio:
"El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo
mismo";… "No exijáis mas de lo establecido."; …"No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie"
Nadie puede preparar la venida de Jesús si no es capaz de compartir con los demás aquello que tiene, si tiene un corazón tan duro que guarda lo suyo para él sin compartirlo con los demás. Juan nos invita a descubrir cual es nuestra riqueza para poderla compartir con los demás, y descubrir que quien es capaz de vivir dando, se llena de alegría. La alegría que supone el descubrir que nada tenemos que temer porque Dios nos protege y nos cuida.
domingo, 13 de diciembre de 2009
Domingo III adviento
So 3, 14-18 El Señor, tu Dios, en medio de ti
En medio de ti, entre nosotros con nosotros, par nosotros. En la realidad, preñada de salvación, misterio de una presencia, manifestación de la divinidad. En nuestros caminos, en nuestros hogares, en nuestros trabajos, en nuestras amistades, en nuestro ser. Salvando. El Señor se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta. Es verdad.
sábado, 12 de diciembre de 2009
Sábado 12 de Diciembre.
Un sábado de 1531 a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de madrugada del pueblo en que residía a la ciudad de México a asistir a sus clases de catecismo y a oír la Santa Misa. Al llegar junto al cerro llamado Tepeyac amanecía y escuchó una voz que lo llamaba por su nombre. Él subió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo: "Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los que me invoquen y en Mí confíen. Ve donde el Señor Obispo y dile que deseo un templo en este llano. Anda y pon en ello todo tu esfuerzo". De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, luego de oir a Juan Diego le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad que se le construyera un templo. De regreso, Juan Diego halló a María y le narró los hechos. La Virgen le mandó que volviese al día siguiente al mismo lugar pues allí le daría la señal. Al día siguiente Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo. La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba. El indio avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano. Entonces el indio le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo. Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe. Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio. Pio X la proclamó como "Patrona de toda la América Latina", Pio XI de todas las "Américas", Pio XII la llamó "Emperatriz de las Américas" y Juan XXIII "La Misionera Celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas". La imagen de la Virgen de Guadalupe se venera en México con grandísima devoción, y los milagros obtenidos por los que rezan a la Virgen de Guadalupe son extraordinarios. *Visite nuestro especial sobre "La Patrona de América"
viernes, 11 de diciembre de 2009
corazón. El grito de las palabras
nos impide comunicarnos. Hablamos
demasiado y demasiado alto, pero apenas
sabemos escucharnos. No nos escuchamos ni a
nosotros mismos.
Hemos desterrado el silencio del corazón, en esta
situación resulta casi imposible percibir la Palabra de
Dios. Por eso nuestra vida se debate entre el vacío y la
rutina, y con frecuencia perdemos la esperanza.
María vivió el silencio. Supo escuchar a Dios en el silencio e
interpretar lo que Él le pedía en el silencio: recibió la visita del
ángel Gabriel y aceptó ser madre del Mesías en el silencio; lo vio
crecer en su vientre en el silencio; meditó y guardó sus palabras en
su corazón en silencio; lo acompañó en silencio durante su vida pública
y en silencio permaneció junto a la cruz.
Su silencio es lección para nosotros, necesitados con urgencia de hacer
silencio en nuestras vidas para encontrar lo esencial de la vida y de la fe.
deseo escuchar a Dios
y el ruido de mi vida no me deja.
Ayúdame a hacer silencio
y poder percibir así la voz de Jesús,
para cimentar sólidamente mi existencia,
para poder hablar con verdad a los demás.
Que tenga la oportunidad, de vez en cuando,
de poder alejarme del ruido y la prisa
que me hacen vivir nervioso y sordo,
que me impiden ser yo mismo.
María, ayúdame a saborear el silencio.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
II Jueves de Adviento.
Lo opuesto del amor no es el odio. Es la indiferencia hacia los demás, la apatía en lo que hacemos diariamente, el entorpecimiento hacia nuestras metas y objetivos.
Este Adviento os invitamos a cada uno de vosotros y vosotras a recorrer un sendero con las personas que más os necesitan. Éste Adviento nos desafía a abrir nuestros corazones, a olvidarnos de todas las envidias, egoísmos y cosas materiales que ocupan nuestro corazón y no nos dejan acoger a nadie porque ya no tenemos sitio. Tenemos que empezar a dar pasos positivos y que cada paso positivo nos despierte y nos haga ver las necesidades reales de nuestra familia, amigos, compañeros, etc. Aprendamos y participemos juntos de este descubrimiento que hemos hecho.
ORACIÓN
Gracias, Señor,
siempre me das tu cariño
y me haces sentir tu amistad.
Hazme capaz de mantener la tensión del amor,
quita de mi vida el vicio, el egoísmo, la soberbia, la ambición.
Quiero estar alegre para esperarte feliz.
A partir del siglo XVI, la "Santa Casa de Loreto" que se encuentra en la región italiana de la Marca de Ancona, ha sido un concurrido centro de peregrinación y una instancia de oración de famosos santos como San Franciso Javier, San Francisco de Borja, San Carlos Borromeo, San Luis Gonzaga, y muchos otros más, que dieron devoción de un santuario mariano muy amado en el occidente.
Pese a que la milagrosa traslación de la casa de Nazaret a Loreto no tiene ninguna prueba histórica, existen sólidas bases de esta devoción mariana. En 1470, una bula emitida por el Papa Pablo II, autorizaba la conmemoración de una imagen de la Santísima Virgen transportada por los ángeles a Loreto, dentro de un edificio sin cimientos, "milagrosamente fundado".
Hacia 1472, uno de los rectores del templo de Loreto relató sobre la forma en que la "Santa Casa de Nazaret" llegó a las cercanías de Fiume y después, a Loreto. De acuerdo con todos los relatos escritos, la bendita construcción debe haber llegado a las cercanías de Fiume en 1291 y a Loreto en 1294. Causa extrañeza a los investigadores el absoluto silencio sobre el suceso a lo largo de los siglos XIV y XV, pero sobre todo, que en una bula con fecha de 1320, relacionada con Loreto, no se hable para nada de la traslación. Tampoco en oriente aparece mención alguna sobre la "Santa Casa de Narazet" antes del siglo VI.
Sin embargo, hay testimonios auténticos, que datan de los años 1193, 1194 y 1285, de que existía en Loreto una iglesia dedicada a Nuestra Señora. Es posible que los católicos servios que huían de la persecucióon a fines del siglo XIII, transportasen hasta Loreto, donde se refugiaron, una estatua de la Virgen María, y no se puede descartar la probabilidad de que ellos mismos construyesen para proteger a su imagen, una casa a la que pusieron el nombre de Nazaret, de la misma manera que, en nuestros días, se han construido en todas partes grutas de Lourdes.
II Martes de Adviento.
Señor, estoy perdido: enséñame el camino que tengo
que seguir.
Señor, soy injusto y falso: enséñame tu justicia y tu
verdad.
Señor, me siento traidor: enséñame a ser leal y fiel.
Porque eres bueno, enséñame.
Porque me amas, enséñame.
Porque quiero ser de ti, enséñame.
Porque quiero sentirte en mi corazón, enséñame.
Abre mi corazón y llénalo de bondad.
Entra en mi corazón y mantenlo despierto.
Arde en mi corazón y enséñale a amar.
Dame fuerza, Señor,
para hacer todos juntos un gran corazón.
Dame fuerza, Señor,
para que contigo, llene este mundo de paz y de amor.
Amén
martes, 8 de diciembre de 2009
La Inmaculada
8 de diciembre
La Inmaculada Concepción de María
Ef 1, 3-6.11-12 El nos eligió en la persona de Cristo, antes de la creación del mundo
Recito lentamente el himno de los efesios, poniendo delante de mi la figura de la Inmaculada, contemplando a María. Bendecida con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Sana e irreprochable en el amor. Destinada, en la persona de Cristo, a ser hija, y madre del Hijo, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido, redunde en alabanza suya. María, tan sencilla y humilde, tan llena de Dios.
La Santísima Virgen María, en razón de su dignidad de Madre de Dios, fue, desde el primer instante de su concepción, preservada de toda mancha del pecado original. Esto supone en María ausencia de pecado, presencia de la gracia santificante, virtudes y dones y, ausencia de inclinación al mal. Por eso también se le llama Inmaculada.
lunes, 7 de diciembre de 2009
Ain Karem es el nombre en el que la Tradición sitúa este encuentro entre María e Isabel. Allí tuvo lugar la Visitación, después de que ambas mujeres hubieran sido “visitadas” por Dios e invitadas a participar en su Proyecto de Salvación. Cuando María se encuentra con Isabel, las dos se saben embarazadas, llenas de Vida, y en un abrazo comparten su alegría, dan a gracias a Dios juntas y, gozosas, entonan cantos. Es este el momento en el que María proclama su Magníficat.
“…Mi alma glorifica al Señor…” (Lc 1, 47)
Si por casualidad has llegado hasta aquí y sientes una pequeña curiosidad por saber algo del corazón que late detrás de este rincón de sueños, te contaré que me llamo Antonio y nací hace treinta años en Jerez de la Frontera (Cádiz), una bonita tierra al sur de Andalucía.
Te contaré también que soy cristiano, que Jesús ha dejado enamorado a mi corazón y que creo que solo dando la vida (por ti, por ella, por él, por el que sufre) se puede tener vida feliz, plena y abundante. Y aunque uno al final no deja de ser torpe, incoherente y bastante cabezota, aunque soy de los que hablan mucho y hacen menos, aunque me sobran pobrezas y me faltan luces… me siento llamado a compartir y a dejar volar los pequeños regalos que Dios trae a mi vida cada día, los que van modelando con manos sabias mi barro imperfecto. Por eso abro este pequeño espacio escondido entre la maleza de la red de redes. Por eso quiero escribir en el viento los humildes renglones que marcan mi caminar. Ojalá lleguen a rozar, siquiera un poquito, tus mejillas. Y ojalá, sobre todo, los tuyos puedan susurrarme de vuelta palabras de esperanza.
Algunas pequeñas confesiones: Nací con un futuro marcado y una vocación que otros se habían encargado de escoger para mí. Pasé más de una década de colegio con los Salesianos, pero de pequeño me costó encontrar mi lugar en el mundo. Un diploma guardado en el armario me dicen que soy Licenciado en Educación Física y yo creo que miente. He roto con una vida que ya no será. Este año empecé a dar clases de Historia, una asignatura que debo de reconocer que no me gustaba, pero después de unos meses impartiéndola me apasiona porque habla de personas, ayuda a dar voz a los sin voz que ya pasaron y es capaz de proyectar luz sobre el futuro que viene. Vivo mi vocación mercedaria recorriendo el camino junto a una pequeña comunidad de frailes mercedarios en Herencia (Ciudad Real).
Mi gran pasión es la educación. La descubrí cuando aún estaba en el colegio, al darme cuenta de que, cuando estudiaba, me distraía fácilmente imaginando cómo podría explicar de forma agradable ante una clase eso mismo que estaba intentando aprender. Mi pequeña misión como monitor de chavales en el Movimiento Juvenil Salesiano, los grupos de fe juveniles de mi antiguo colegio, ha ayudado a que arda con más fuerza dentro de mí esta llamada, a intuir la certeza de que me gustaría dedicar mi vida a acompañar a jóvenes en su camino de llegar a ser quienes están llamados a ser. Mientras tanto, entre sueño y sueño, me gusta dedicar ratitos a leer, entrenar a un equipo de chavales, montar en bicicleta, caminar o dejar que las palabras vuelen en torno a un buen café. No soy bueno en ninguna de estas cosas… pero tampoco pasa nada.
Intento leer mi vida como una peregrinación, una peregrinación de confianza. Tal vez porque ha sido peregrinando (saliendo de mi tierra y poniéndome en camino, echándome una mochila al hombro, liberándome de lo innecesario, marchando al encuentro de otros desde una sencilla desnudez) como mejor he podido encontrarme con mi propio corazón. Y en esta peregrinación, las encrucijadas que ahora surgen tras cada recodo me preguntan cada vez con más fuerza por qué sigo parado y en silencio, sentado en el sillón de los privilegios que no merezco, cuando este mundo está muy lejos de ser el Reino de Justicia y Paz que Dios sueña. O por qué creo que no hay vía más privilegiada para encontrarme con Él que servir a los pobres y a los que sufren, pero no dejo todavía que mi vida se impregne de esta verdad.
Éstas y otras son las capas de barro que van dando forma a mi vasija agrietada. A través de este cuaderno de bitácora me gustaría compartirlas con quien desee acercarse, para ir modelando un rincón acogedor y cariñoso en el que sentirnos libres, para ser nosotros también alfareros de un mundo nuevo.
Contigo.